Enorme séptimo de Márquez en la victoria de Quartararo
Marc explotó de emoción al llegar al box y rompió a llorar tras culminar su reaparición nueve meses después. Bagnaia y Mir cerraron el podio
Por extraño que parezca, hubo dos ganadores en el GP de Portugal de MotoGP. De una parte, Fabio Quartararo, que cruzó la meta antes que nadie. Y de otra, Marc Márquez, que logró acabar la carrera de su reaparición nueve meses después con un enorme séptimo puesto.
Faltó emoción en la pelea por victoria real, pero hubo para dar y regalar al ver al de Cervera quitarse el casco en el box del Repsol Honda, donde fue recibido con una merecida ovación, y romper a llorar en una explosión de emoción por todo lo vivido en este difícil tiempo.
El problema en la pelea por la victoria fue que Álex Rins se fue al suelo en la vuelta 19 de una carrera programada a 25 vueltas, cuando marchaba segundo con su Suzuki y se esforzaba en no perder contacto con la Yamaha del francés. Su desventaja nunca llegó a superar el medio segundo de distancia, pero iba con el gancho más de lo que parecía y se fue al suelo en la curva 5. En la vuelta anterior, la 18, había marcado la vuelta rápida de carrera, pero se le fue la Suzuki en un viraje de izquierdas de idéntica manera al año pasado en Austria 1, cuando peleaba por la victoria con Dovizioso.
Su resbalón lo aprovechó su compañero Joan Mir para ganar una posición que le hacía soñar con un podio que se le abriría de par en par una vuelta después al caerse Johann Zarco cuando viajaba tercero. El campeón heredaba así el tercer peldaño del cajón y peleó con Pecco Bagnaia hasta el final por ascender un puesto más, pero cedió ante la Ducati por 0.139, al mismo tiempo que él contenía a Franco Morbidelli, cuarto a 0.179 del mallorquín.
El que no tuvo rival alguno con Rins fuera de combate fue Quartararo, que cruzó la meta con 4.8 de ventaja sobre el primero de sus perseguidores y luego se dio el gusto de celebrar en la vuelta de honor emulando a Cristiano Ronaldo, su héroe futbolero, con su clásico grito de ‘Siuuuuuuuu’ cada vez que mete un gol. Al pasar después por la sala de prensa AS le preguntó si era el CR7 de la Juventus o del Madrid, y dijo eufórico “¡el del Madrid!”. En su caso, es su segundo golazo consecutivo por la escuadra, porque venía de ganar en Qatar 2 y además ahora se pone líder con 15 puntos sobre Bagnaia y 20 sobre su compañero Maverick Viñales, que fue de los grandes derrotados del día. Arrancaba duodécimo y tuvo una salida horrorosa que le llevó a ocupar en las primeras vueltas la última posición (21º). Luego arregló algo el entuerto y recuperó hasta la undécima plaza final, un resultado en todo caso muy deficiente para un piloto que quiere pelear por el título.
A ese título también acabará aspirando un Marc que llegó al box llorando, sacando así toda la emoción y presión de dentro acumulada durante los nueve meses que ha estado en el dique seco, con tres operaciones de por medio por la fractura del húmero del brazo derecho. De momento ya ha sumado sus primeros nueve puntitos del campeonato y está a 52 puntos del liderato que ocupa Quartararo. Son dos carreras de distancia y un poquito más, pero aún quedan 16 por delante y quién sabe si entra alguna más por los aplazamientos pendientes de Argentina y Texas. Además, en Portimao ha demostrado que no ha perdido su fogosidad y hambre de ir siempre a por más, ya que partía sexto en la salida y se colocó tercero por unos instantes. Eso sí, aún no mide bien y un exceso en una frenada bien pudo llevarle al suelo porque tocó la parte trasera de la Suzuki de Mir. La suerte estuvo de su parte esta vez y así pudo salvar el fin de semana sin una sola caída.
Los que no acabaron la carrera por caída fueron Miller, Oliveira, el citado Rins y Rossi cuando iba undécimo. Abandonó Pol con problemas técnicos en la Honda, su hermano Aleix hizo un carrerón con la sexta plaza, Álex Márquez finalizó octavo y Lecuona decimoquinto. Volviendo a Rossi, no se parece de momento en nada al que fue y al que todos queremos volver a ver. Tal vez en Jerez, donde Márquez se rompió el año pasado y ahora regresará dispuesto a llegar más de cerca de la cabeza que los 13 segundos que le han distanciado en Portimao. El Pequeño genio, pelotas grandes, está de vuelta.
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